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12 de diciembre de 2009

Pasó en Sigüenza

Hace tiempo que el jazz camina por derroteros distintos a los del dixie o el ragtime, sin despreciar estos. Si hay una música capaz de coquetear con otras tendencias, es el jazz. Si hay una música abierta a experimentar en libertad, es, quizá, el jazz. Por eso resulta chocante, por no decir bochornoso, que en pleno siglo XXI leamos noticias como la que publicó, tres días atrás, El País. Resulta que el veterano saxofonista Larry Ochs, encargado de cerrar el V Festival Internacional de Jazz de Sigüenza, pudo ver cancelada su actuación por obra y gracia de tres espectadores, muy entendidos, al parecer, en estas cuestiones, que reclamaron la devolución del importe de las entradas por considerar que Ochs y su combo no tocaron jazz, sino música contemporánea.

Algo de revuelo se armó para que interviniera la Benemérita, uno de cuyos números actuó también como asesor musical dando la razón a los denunciantes, entre los que hubo al menos uno que, digámoslo así, con más desparpajo que seriedad, anotó en la denuncia que la música contemporánea es un género “contraindicado psicológicamente” para él por prescripción facultativa. Aparte de imaginarnos la escena de pataleos y silbidos que no secundó el resto de los asistentes, nos preguntamos si tan delicadas neuronas no daban para pensar en haber buscado información sobre el músico, dada la facilidad con que en los festivales de jazz se cuelan, a veces hasta dar gato por liebre, otros géneros como la rumba gitana. Esto, sin olvidar que el jazz es música para minorías.

No vamos a analizar ni a definir qué sea ese cajón de sastre llamado música contemporánea. Desde nuestro punto de vista, buena parte del mejor jazz es radicalmente contemporáneo. Comprendemos que jugar con armonías y melodías que se alejen de lo tonal puede resultar indigesto a quien prefiere maneras más reconocibles o accesibles. Pero a ese juego se ha dedicado el jazz desde hace tiempo.

Larry Ochs fue a Sigüenza con su proyecto Sax & Drumming Core. Podrá gustar o no gustar. Sin embargo, borrar a Ochs del mapa del jazz supondría, por ejemplo, negarle el pan y la sal a los logros del free jazz, del que ya en sus comienzos, hacia 1960, se dijo que no era música. Pobre Ornette Coleman: imagínenselo ustedes, a sus setenta y nueve años, condenado al ostracismo o al limbo por tamaños diletantes.

Puestos a imaginar, imaginemos que nuestros amables espectadores asistieron a todos los conciertos. El primer día se las tuvieron que ver, entonces, con los Digital Primitives.Y el segundo, con un dúo de reputados percusionistas formado por Ramón López y Daniel Humair. No hemos encontrado registro de estos señores, pero no se hace difícil considerar, por lo menos, como muy especial un concierto de percusión.

Ay, claro: no se puede maltratar así al sufrido espectador. De esta manera, los denunciantes se irían hinchando hasta reventar... A no ser que los de la Brigada Bravo-Díaz, que tocaron también durante la segunda jornada, les hiciesen augurar un buen rato de fruición para el último día de festival.

10 comentarios:

  1. Estamos musicales... ¡No está mal!
    Saludos.

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  2. Te pueden prohibir la música por prescripcion facultativa?

    Voy a ir al medico a que me prohiban los gilipollas, por la misma. Me voy a jartar a denunciar

    Carpe Diem

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  3. Sí, no deja de ser chocante el lío montado por esos individuos que, muy probablemente estaban borrachos, no se sí de alcohol o de pedantería que son las dos sustancis más alienantes que conozco.
    Lo me soprende más, sin embargo, es la nueva sección musical de la guardia civil. Tenía brigada antidroga, de delitos monetarios, de delitos cibernéticos y ahora musicovocales. Más de uno estará tentándose la ropa...

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  4. Mi querid@ amig@, aprovecho tu post de hoy para comunicarte que me ausentaré unos días de la red, y por ello, te invito a que leas la "despedida" que hoy he publicado en mi blog. Y te deseo toda la felicidad del mundo para el próximo 2010.

    Un abrazo.

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  5. Ja,ja,ja, voy a tomármelo a risa, porque, la verdad, sin entender de jazz, me imagino a los susodichos interpretando su papel. A lo mejor querían salir en los periódicos o protagonizar ellos el evento.
    Lo más probable es que lo que hacen con el Jazz, lo hagan con todo y así acabará luciéndoles el pelo.

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  6. A propósito, me he deleitado un poco con el último video, que dejaba entrever un tema archiconocido.

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  7. El jazz se define por un ritmo de 3X4 (impepinable e irrenunciable) y una serie de fraseos perfectamente estudiados desde tiempos inmemoriales (no los reproduzco porque no quiero parecer sabiondo y porque no importa en realidad).

    Es como una estructura de andamio que puedes vestir como te dé la gana, como un edificio empezado y abandonado que puedes acabar y decorar como te guste.

    Técnicamente hablando el jazz tocado en el primer vídeo SÍ es jazz, y está inscrito en una corriente noruega de jazz experimental bastante moderna y que últimamente pega fuerte y los puristas solo son unos gilipollas con problemas psicológicos incapaces de evolucionar y agarrados al pasado y a su pasado.

    Como bien apunta Francisco, lo más chocante y fuera de lugar es que la Guardia Civil determine musicalmente lo que es jazz y no lo es. Con un par.

    Como he comentado en otro blog, España al final va a ser un macrochiste mal entendido y, que por largo, ha dejado ya hace mucho de hacer gracia. Qué triste.

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  8. ¿Musicales? Siempre, señor don Juanjo. Espero que todo les vaya bien a su pareja, a usted y a lo que está a punto de llegar.

    Adolfo: si consigue el informe o la receta, dígame cómo, por favor.

    Señor Galván: es probable que sea síntoma de los tiempos. La institución represora se renueva, quizá.

    Probablemente, Froilán, sea cosa de su idiosincrasia, además de una muestra supima de ignorancia y mala educación. Me alegra que le haya logrado interesar alguno de los vídeos. En cuanto al que se refiere, tiene ciertamente algo curioso en el tratamiento.

    Ahí está la cosa, Dezaragoza. No hemos hablado de ritmo porque nos interesaba destacar más el lado libertario del jazz. España, ya lo dijo Valle-Inclán, es la apoteosis del esperpento.

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  9. No termina de convencerme, pero, caray, siempre tienes que considerar el hecho de que lo que vayas a ver/escuchar no te guste. Saldrás de ahí con una lección más y dirás "a mi no me gusta el pollo, ni el jazz moderno" El arte moderno no hay quien lo entienda, demasiado sentimiento. Los sentimientos tampoco hay quien los entienda. [Voz en off: Y tampoco a Fraga cuando habla. ]

    ¿Tan cara era la entrada para ponerse así? ¡Rediós!

    :D Saludos y pollo

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  10. Sobre gustos, señorita, no hay disputas. Le recuerdo lo de la tónica: quizá es que lo ha probado poco.

    Puedo intentar averiguar cuánto costó la entrada. Pero hay que considerar que pocas cosas son baratas hoy día.

    Me desea usted salud y pollo. Había creído entender que el segundo no le gusta.

    Bueno, pues vaya: salud y jazz.

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