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3 de julio de 2009

La sandalia de Empédocles


A quien dijera que fue, en vidas anteriores, muchacho, muchacha, planta, ave o pez, no es de extrañar que se le atribuyan muertes diversas. Si leemos a Diógenes Laercio, que reúne lo que se dijo en su tiempo acerca de este asunto, podríamos preguntarnos qué faz de “la gran vengadora” le hubiera gustado encontrar a Empédocles, “el hombre embriagado de Dios”, según palabras de Hölderlin.

Lo más probable es que muriera retirado en el Peloponeso, o bien, ya viejo, cayera al mar. O, como cuentan algunos, la muerte le viniera por las heridas que le produjo caerse de un carruaje camino de Mesina.

Sin embargo, a Empédocles, en cuyos versos se jactaba de ser un dios inmortal, quizá le conviniera más la leyenda que nos lo muestra arrojándose, mientras sus amigos y fieles dormían, al Etna. Pero tuvo la buena o la mala suerte de que, junto al cráter del volcán, apareciese una de sus sandalias de bronce.

Marcel Schwob traza con ironía una semblanza del filósofo en “Empédocles: supuesto dios”, que forma parte de sus Vidas imaginarias. Luciano de Samosata escoge el sarcasmo para presentar a un Empédocles chamuscado en el Hades (Diálogos de los muertos). En cambio, para el Hölderlin de La muerte de Empédocles, el filósofo pretendía seguir su destino, que lo llamaba a desaparecer y regresar a la luz y a la tierra, cuando no pudiera revelar ya la divina naturaleza ante los hombres sin convertirse “en juego, burla y escarnio”.

Con respecto a la sandalia, hay quien piensa que se trata de una señal mágica. Bertold Brecht prefirió imaginar que el anciano Empédocles, quizá cansado y alejado de la costumbre, decidió morir y se quitó la sandalia para dar una última lección “a aquellos que cuando no ven, enseguida empiezan a creer”. La sandalia, según Brecht, era “de cuero, palpable, usada, terrena”.


4 comentarios:

  1. Juan Carlos, te decía que no desesperes con lo de Empedocles. Yo debo decirte que es de los artículos que con más atención me he leído y durante mucho más tiempo; pero el problema es que no consigo entender los pormenores y así, saber qué decir :-(. Y a lo mejor esto es lo que le ocurre a más de uno, por lo que opción fácil es escurrirse y no decir nada...

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  2. Si no me desespero, Santi. Me llama la atención, simplemente.

    Es un texto fundamentalmente expositivo, ya que sólo me mojo claramente en el segundo párrafo. Recojo y enlazo lo más curioso e interesante que sobre la muerte de Empédocles podemos encontrar en la literatura.

    Es cierto que falta algún pormenor. Basta con echar un vistazo al enlace de Diógenes para completar el cuadro. Pero se disfruta más siguiendo todos los enlaces.

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  3. En primer lugar tengo que pedir disculpas, porque llevo con el post abierto en el navegador varios días. Lo he leído varias veces y como a Santi se me escapan detalles. Mi formación poco humanística hace que me pierda apasionantes temas, pero supongo que lo iré solucionando con el tiempo.

    Además de lo atractivo del texto, por le contenido y por cómo lo cuentas, me llaman la atención un par de cosas.

    La primera es que todas esas muertes, tienen un paralelismo con una idea que llevo tiempo barruntando sobre vivir infinitas vidas de otros.

    Y la segunda, mucho menos profunda, es que me acordé de los seguidores de la sandalia de "La vida de Brian". Y ahora me parece que la idea no es original y que estaban parodiando la sandalia de Empédocles. :-D

    Salu2

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  4. Gracias, Markos. Nada de disculpas, por favor.

    La idea de las infinitas vidas viene, en el artículo, sugerida por lo que nos dicen de Empédocles. Según parece, creía en la transmigración del alma. Me encantará leer lo que se te ocurra escribir sobre el asunto cuando le des forma.

    No había caído en la sandalia de La vida de Brian. Hace tanto tiempo que vi la película... Cierto: la idea proablemente tenga que ver con la sandalia de Empédocles.

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