Vengo con una de payasos. Y no es por lo que he leído que ha dicho algún político de relumbrón, como las declaraciones de Esperanza Aguirre que aseguran la asistencia sanitaria a todos los parados madrileños. Pero el papel de payaso le vendría grande a Lengua de Serpiente, quiero decir: a la lideresa (respetemos la imaginación y la memoria de Tolkien). Nos podemos reír; pero lo que hace y dice esta señora no tiene ni pizca de gracia. Como clown, me produce coulrofobia, que es como en psiquiatría se denomina a la fobia o miedo irracional a los payasos. En mi caso, habría que matizar lo de irracional y, quizá, cambiar también miedo por asco.
Hablando de coulrofobia, recuerdo que en mi niñez tuve pesadillas de payasos. Todavía no logro explicarme por qué, puesto que ya de niño me quedaba embelesado con números, como el de la silla o el de la diva, del genial Charlie Rivel.
No tuve la suerte de ver en directo a Charlie Rivel, nacido Josep Andreu. Sí alcancé a ver a los Tonetti, otros payasos de leyenda o, como se dice actualmente, míticos. De los de ahora, entre los españoles, guardo grato recuerdo de la troupe Monti & Cía, Tortell Poltrona y Los Excéntricos. De entre los de fuera, el que se lleva el gato al agua es, evidentemente, Slava Polunin, el mejor exponente o ejemplo de mimo-clown.
¿Qué tiene un buen payaso para mí? Ante todo, dos cualidades: la de sugerir otro mundo posible (o imposible) en este mundo mediante la risa; y la de ser la base, si pensamos en el fundamental binomio clown-augusto (es decir: el serio de cara blanca y el disparatado de nariz de bola y zapatones) de la pareja cómica, llámese Laurel y Hardy, Abbott y Costello, Tip y Coll, Faemino y Cansado, Martes y Trece, Los Morancos o Cruz y Raya.
Pero no sólo mediante la risa. Basta escuchar, sin entender ni papa de italiano, la conocida aria de Canio en I pagliacci de Leoncavallo, para darse cuenta de las facultades que ha de tener un payaso para hacer dulce cuanto es amargo y, a veces, en los casos más excelsos, al revés. Y es que el payaso, como dice Krahe del tiempo en una de sus canciones, lo mismo se hace alegre, que se hace triste; pero, a diferencia del tiempo, el payaso siente y padece. Debajo de la máscara de pintura, debajo de la nariz, el corazón, lleno de risas y de lágrimas, impulsa, sirve de soporte o motor a la mueca, al chiste, a la bufonada, al absurdo que estremece y pone los pelos de punta.
Rivel, Tonetti, Monti, Slava... No estoy ahora, como comprenderán, para hablar de otra clase de payasos.
Si quieren más información sobre el mundo del clown, pueden dar una vuelta por la dirección de Clownplanet.
No puedo menos que aplaudirte después de la sesión, sabes de todo. Sabes hacer reír, nos haces llorar, ¿Qué don no dominas aún? El circo nunca me gustó, quizás fuese por los felinos (yo tenía pesadillas de pequeño con felinos), quizás por la pobreza que se ponía ante mis ojos en las caravanas que llegaban y llegan a los pueblos. Nunca me gustó la miseria, el dolor y el sufrimiento. Eso sí, los payasos eran lo mejor de la sesión. Algunas veces esa mezcla esquizoide de risa y llanto a la vez me daba placer. Lo mismo que ahora, la que a veces se viste de payaso con esas estrellitas, casi siempre me hace reír y llorar a la vez. Y eso también es un don.
ResponderEliminarA mí también me produce coulrofobia esta señora...
ResponderEliminarNo así algunos de los cómicos que mencionas:
Martes y 13, Cruz y Raya o los Morancos, que son los que más he vivido en mi generación.
¡¡¡Grandes!!!
Y en medio del ruido un poco de coherencia :D
ResponderEliminarEn un principio crei que lo había escrito Cypher, pero ya veo que no. Serán los genes que todo lo pegan.
ResponderEliminarReconoceré que soy una pseudocoulrofoba (no me dan miedo, simplemente podría decirse que no me llaman la atención); pero todo depende del payaso que mires. [El banner que tenéis antes de la lista de "otras sendas" me está poniendo mala].
Te dejaste en el tintero dos "tipos de payasos" que para mí deberían ir a la cabeza de todos y que son (and the oscar goes to): payasos sin fronteras y los payasos de hospital .A veces una sonrisa puede hacer que un día gris se torne brillante, y saber hacer reir a niñ@s (y no tan niñ@s) con problemas de verdad es digno de aplauso :D
Me encantan los payasos. Los de verdad.
ResponderEliminarMe parece una de las profesiones más nobles, bonitas y complicadas. Me encanta ver como arrancan la sonrisa de un niño haciéndole sentir. La magia con la que llegan a captar el niño que todavía llevamos dentro.
Me dijeron que sí que vi al gran Charlie Rivel en directo, pero lo recuerdo vagamente. Los hermanos Toneti sí que los recuerdo perfectamente y a Fofó.
Mi abuelo no me llevaba al circo, me llevaba a ver a los payasos. Y ahora me viene a la memoria como lloraba mi abuelo cuando se enteró del tumor cerebral de Fofó y paradójicamente él se fue para siempre nueve días antes.
Me encantan las payasos. Todos. Los que me hacen reír y los que me hacen llorar, porque me recuerdan que el mundo puede ser distinto a lo que te venden en televisión.
A mí no me gustan mucho los payasos clásicos, aunque tengo que reconocer que cuando me pongo a velos me río. No olvides a Pepe Viyuela, que empezó como payaso.Su número de la silla indómita es superhilarante y dificílismo (es miembro de Payasos sin Fronteras). Me gustan más otros payasos como los Hermanos Marx-
ResponderEliminarAnoche, precisamente, estuve viendo a Faemino y Cansado en la sala Live (allí casi en tu casa, vecino). Esos son para mi los mejores payasos que tenemos ahora. Salí con la mandibula dolorida de tanto reir.
Creo que vienen al pelo aquí las dos frases con las que empiezan y acaban el espectáculo por que une el payaso-payaso con el payaso-politico.
Ambas son de Faemino.
Empiezan así más o menos: "Y si algún chiste no les hace gracia, ríanse de todas maneras que es mejor estar aquí que por ahí fuera delinquiendo" (aquí me vinieron a la cabeza varios políticos que están ahora en el candelabro).
Y finaliza así: "¿Por qué no se ríen? ¿Es que se han hecho apolíticos?". Qué gran verdad, cualquiera que sea "político" tiene obligación de reírse de lo que ve y oye, especialmente estos días.
Ahora me voy a reflexionar
Creo que me identifico bastante con todo lo que dice Markos. A mi me bajaba a ver los payasos mi padre a Palencia, de niño, una vez al año. No íbamos al circo, íbamos a ver a los hermanos Tonetti.
ResponderEliminarPosteiormente, yo disfruté muchísimo con Fofó, todos trabajaban bien, pero Fofó lo bordaba.
A los otros payasos ni me los menciones. Decir Payaso es manchar el buen nombre de quienes todavía nos hacen reir de corazón.
Bonito recuerdo, Juan Carlos.
Qué más quisiera, Juan. En este blog se habla, sobre todo, de cultura, desde un punto de vista bastante subjetivo. No voy a enumerar los dones que no poseo, porque son muchos. Por otra parte, el circo siempre ha tenido un aire de desvalimiento sin el que no podría entenderse plenamente. Del barro sale, mediante el esfuerzo, la habilidad y la sensibilidad, arte. Otra cosa me parecen también los números de animales, salvo, quizá, de caballos.
ResponderEliminarJuanjo: yo soy más de payasos de siempre. En cuanto a cómicos, me quedo con Tip y Coll y Faemino y Cansado.
Dezaragoza: confío en que este blog sea coherente en su incoherencia.
Kir: Cypher y Oulipo son muy parecidos dentro de sus diferencias. Yo a veces no los puedo distinguir. El banner es un capricho de Oulipo. En cuanto al tintero, Oulipo no pretendía hacer un repaso exhaustivo, sino dejarse llevar un poco de sus recuerdos. Has de saber que Payasos sin Fronteras fue fundada, entre otros, por Tortell Poltrona, como recordó Cypher en el artículo que dedicó a Circ Cric enlazado en el texto.
Markos y Froilán: desde mi punto de vista, los payasos son la esencia del circo. Es raro que un payaso no domine otras artes, como la música, la acrobacia y los malabares. En cuanto a Fofó, efectivamente, fue uno de los grandes. Me dice Oulipo que no lo ha mencionado por las razones que comento a Kir y, además, porque sus espectáculos, por lo menos los de la televisión, estaban demasiado orientados a los niños. Esto no es malo, por supuesto.
Francisco: no olvido a Viyuela. Es uno de los artistas más completos que hay en España. Habría que verlo, también, en Armengol de Miguel Murillo. Además, es poeta.