Entre las novedades con que empezó el curso académico no fue de importancia menor que la Comunidad de Madrid bautizase centros de nueva creación o producto de fusión. La Comunidad rompió con la tradición de que fueran los consejos escolares quienes asumieran el cometido haciendo uso de su autonomía, cada vez más limitada. ¿Para qué consultar a los centros, si el dueño de los mismos no es el ciudadano que en ellos trabaja o estudia o aquel que ha decidido enviar allí a sus hijos, sino la Administración?
No es de extrañar, por tanto, que el gobierno de la señora Aguirre anuncie, cuando ya está acabando el año escolar, otra ocurrencia tan atrabiliaria como la comentada, pero más absurdamente grave, que no le va a la zaga, por cierto, a la de los portátiles de Zapatero. En España, la comunidad madrileña es la que menos invierte en educación, quizá por eso ha pensado que hay que animar el cotarro ofreciendo 15.000 euros a los institutos que, en tres años, obtengan siete estrellas.
La noticia cayó, no como lluvia de mayo, que falta hace, sobre los atónitos directores de instituto que asistieron a una reunión el pasado 22 de mayo, en cuyo orden del día estaba previsto hablar de lo que no se habló: las nuevas disposiciones sobre el bachillerato.
A falta de la orden que desarrolle el invento, los medios de comunicación recogen algunos de los supuestos por los cuales los IES serán premiados con estrellas de calidad: los mejores resultados y la progresión de cada centro en la CDI (prueba de conocimientos y destrezas indispensables) para 3º de la ESO, ser centro bilingüe, impartir bachillerato internacional, participar en las olimpiadas matemáticas, formar un coro o un grupo de teatro.
La Adimad (Asociación de Directores de Institutos de Educación Secundaria) ya ha llamado la atención sobre algunos aspectos que permiten cuestionar el error de fondo del plan. En primer lugar, que los indicadores “son ajenos al trabajo de los centros”. En segundo lugar, que no se tienen en cuenta las diferentes condiciones y características de los institutos. Le ha faltado añadir la sospecha de que en esta tómbola participen centros concertados y hasta es posible que privados.
Recordemos que el hecho de que un centro sea bilingüe o acoja el bachillerato internacional no depende de la intención o el interés del mismo, sino de la decisión de la Comunidad. Digamos que la CDI no tiene en cuenta el diferente nivel o porcentaje de fracaso o éxito escolar. Como señala José Antonio Martínez, presidente de Adimad, “hay centros con más de un 50% de población inmigrante”, en los que, con toda probabilidad, los niveles académicos sean más bajos. Hay que añadir que la prueba citada interfiere en el desarrollo de las actividades normales de los centros, pues se realizan en horario lectivo. Formar un coro o un grupo de teatro no es cosa de dos días, y depende no sólo de la voluntad y el trabajo extra de los participantes, sino también de unas infraestructuras de las que muchos centros no disponen, como un salón de actos.
La medida ha sido rechazada por la oposición. Sin embargo, nos parece que no se ha querido o no se ha podido llegar al verdadero trasfondo del asunto. No se trata sólo de un capricho liberal conducente a valorar supuestamente la excelencia o la calidad y a crear un ránking de centros, sino, sobre todo, de una improvisada y frívola medida que difícilmente ayudará a cumplir los compromisos adquiridos por España ante la UE en materia de resultados educativos para el 2010.
No nos hacen falta tantas estrellas para seguir estrellados o estrellándonos.
No nos hacen falta tantas estrellas para seguir estrellados o estrellándonos.
Relacionadas:
- El País: "Estrellas para los institutos".
- Madridpress: "¿Institutos de 7 estrellas?".
- Europa Press: "La Comunidad otorgará hasta un máximo de siete estrellas a los IES dependiendo de sus resultados académicos y proyectos".
- Web de IU -CM: "Izquierda Unida califica de frívola la iniciativa de otorgar estrellas a los institutos".
- ADN: "PSOE rechaza las estrellas para los IES y hará lo que esté en su mano para impedir la orden".
Para mí, los que os partís el pecho cada día por intentar transmitir un poco de cultura al futuro en medio de esta vorágine que pretende incultura y fracaso generalizado (salvo que se pague lo suyo, ya sabes, si quieres que tu hijo reciba una buena educación mándalo a privado) sois los héroes no reconocidos de hoy.
ResponderEliminarMe temo que poco o nada podéis hacer para que el sistema siga degenerando cada día un poco más. Vuestra labor no es que no interese, es que es contraproducente a los intereses sectarios de los que quieren seguir siendo los dueños ilegítimos pero reales del asunto.
No sé, hoy no estoy muy positivo supongo, pero viendo lo visto... es difícil estarlo en materia de educación.
Me parece una medida nefasta y que como bien dices no respeta para nada la desigualdad de condiciones presente entre unos institutos y otros. Y no sé yo si el hecho de tener un coro o un grupo de teatro mejorará mucho los expedientes académicos de unos estudiantes que cada vez se abocan más al fracaso escolar.
ResponderEliminar¿En qué estarían pensando con esto de las estrellas?
Por otro lado, y con todos mis respetos a dezaragoza, no estoy de acuerdo en que la escuela privada garantice una mejor educación a nadie. Hay muchos factores que sí ayudan a alcanzarla y se pueden encontrar perfectamente en un privado, porque a mi modo de ver, el maestro y su estilo de docencia tiene más importancia que si el centro es público o privado.
Saludos Cypher!
Un placer leerte.
Juanjo, no voy a quitarte la razón en que el maestro hace mucho. Pero habiendo trabajado en diferentes sitios he aprendido algo muy claro: las buenas herramientas hacen mucho más fácil el trabajo al buen profesional y, en consecuencia, tiene más probabilidades de hacer un buen trabajo.
ResponderEliminarCuando el trabajo es puntual la profesionalidad por sí misma puede mantener el tipo contra la profesionalidad + buenas herramientas, pero cuando el trabajo es de tiempo (largo recorrido) por teoría de probabilidad y por desgaste quién tiene mejores herramientas tiene muchas más probabilidades de ofrecer más calidad.
¿A costa de quién vamos a mantener una buena educación pública sin medios, a costa de la salud del profesorado?. Menos estrellas y más dinero es lo que hace falta en la enseñanza pública y eso está claro que no nos lo quieren ofrecer de ninguna manera. El retroceso en los derechos civiles está en marcha y con ese golpe a la educación es una seguridad en el futuro.
Tengo una duda: este sistema de estrellas ¿es solo para centros públicos o también para privados?
ResponderEliminarEs que, conociendo el percal, me huele a trampa saducea.
Resulta que la política liberal de la Aguirre se vuelve intervencionista en esto. ¿Por qué? Ahí va mi sospecha: reparten estrellas con los criterios que a ellos les cuadran para poder presentar dentro de un par de años un ranking de centros en el que arriba estarán todos los privados y abajo todos los públicos. De este modo se cargarán de razón al justificar su apoyo a la enseñanza privada y dejar de la mano de Dios a la pública.
Me huele todo a trampa tramposa.
Por otra parte, si quieren ser serios, deberían dar estrellas a los centros que acogen a inmigrantes (estrella de la integración) y retirársela a aquellos que los rechazan con unas excusas u otras.
En cualquier caso a los centros no les hacen falta estrellas, sino euros.
Estoy con Francisco, esto huele a allanamiento de terreno. Esta mañana escuchando a la Aguirre en La mirada crítica no podía dejar de pensar en toda la gente que se habrá tragado sus palabras sin más, en toda esa gente desinformada por la televisión, prensa y radio a la que engañarán como bobos cuando les digan que la mayoría de los centros con 7 estrellas son privados y tienen pista de pádel y guardería para perros.
ResponderEliminarPor supuesto que las buenas herramientas son importantes. Pero conducir un coche equipado por todo lo alto no hace sacar la maestría del profesor. Tendrá más mérito si en el coche lleva niños de todo tipo y si pese a no contar con tantos recursos consigue llegar a su destino.
ResponderEliminarEn cualquier caso y por mi breve experiencia docente, debo darte la razón, pues hablas desde el conocimiento de causa.
Desde luego, más recursos serían bien recibidos. Pero por favor, no en forma de estrellitas...
Señores, tengo que decir que la enseñanza privada no es sinónimo de calidad. Ahora bien, es cierto que, por lo general, no concurren en ella las mismas circunstancias que en la pública, de ahí que el ambiente para el aprendizaje sea, en la privada, en teoría más propicio.
ResponderEliminarDefiendo la enseñanza pública, por eso no veo bien que cada vez más los recursos públicos vayan a parar a manos privadas, como sucede en la Comunidad de Madrid. Quien quiera montar un negocio y necesite ayuda, que se empeñe. Y quien quiera llevar a su hijo a un centro donde le pongan un lacito de colorines, que lo pague.
Es cierto, Juanjo, que el hábito no hace al fraile y que tiene más mérito conseguir objetivos si va descalzo o desnudo; pero no es esto lo que pretende el gobierno de Madrid, me parece. Ocurre que se distraen los recursos en fruslerías como la que comentamos, o bien se destinan con descaro y alevosía al sector privado. Puede demostrarse: basta con leer la prensa.
Dezaragoza: hacemos lo que podemos. Y debemos alzar la voz contra atropellos como este. Sin embargo, he decirte que trabajo junto a buenos profesionales, cosa que es de agradecer, pero muy desmovilizados. Los oyes hablar de estas cosas, algunos se quejan; pero los más se encogen de hombros.
Francisco y Marqus, lamento tener que daros la razón. Según parece, Esperanza Aguirre entiende como parte de la enseñanza pública todo aquello a lo que va a parar dinero público. En las informaciones de que disponemos se habla de IES, pero la orden no se ha publicado aún. De modo que puede sospecharse suceda lo que decís, como por otra parte sugiere Cypher en el artículo. Hay que saber, por ejemplo, que los en los centros privados también se pasa la CDI, y son profesores funcionarios los que tienen el cometido de corregir y calificar las pruebas, como ocurre con las de Selectividad. Esto es, hasta cierto punto, lógico. Lo que no resulta tan lógico es que, a la hora de ofrecer resultados, se ofrezcan todos en bloque. En documentos administrativos procedentes de alguna dirección de área territorial he leído que a los centros concertados se les denomina ladinamente "centros públicos concertados".
Muchas gracias a todos. Habéis hecho el tipo de comentarios por el que merece la pena escribir.
Juan Carlos, no me extraña, dado lo que tu escriben y lo que comentan los amigos, que vuestra animosidad esté por tierra, porque a la torpe resolución de los políticos, se suma la indiferencia de la mayor parte de aquellos que lo sufren. Ese es el gran problema que entiendo yo hoy instalado en todos los ámbitos. No hay protesta, no sirve de nada la protesta porque no todos se suman a ella. Solos ante la bestia. Y ya no te digo nada el batiburrí que se prepara en las autonomías. Bueno, que a lo mejor me estoy saliendo del debate.
ResponderEliminarFroilán: no te sales tanto del debate, si obviamos, claro está, la cuestión lingüística. El presidente de Adimad alaba, por ejemplo, el modelo vasco. Hace un tiempo leí algo sobre el plan catalán, muy contestado, para mejorar el rendimiento académico. Este plan empezó a caminar en 2006. Comparado con lo que se plantea en Madrid, no hay color. Lo "nuestro" es una insidiosa chapuza o, mejor, una ominosa trampa.
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