Si volvemos la vista atrás y pensamos en la aportación de la canción a la lucha antifranquista y por la libertad, seguramente nos vengan a la cabeza, dejando aparte las versiones cantadas de poetas conocidos, algunas de cantautores, como "L’Estaca" de Llach, “Al vent” o “Ahir. Diguem no” de Raimon, “A cántaros” de Pablo Guerrero o “Al alba” de Aute.
Si difícil fue el camino para los citados y otros que se desenvolvían en un ámbito cercano al folk, también lo fue para quienes eligieron la senda del rock de manera más o menos decidida, ya que fuera de canciones miméticas y de versiones de éxitos internacionales, resultaba complicado hacer llegar al público algo más que ingenuas proclamas ecologistas y letras de amor herido o de chico busca chica. Añádase a esto el aura de marginalidad en que los grupos de rock tenían que desenvolverse, pues tocar, por ejemplo, en el Palau de la Música de Barcelona, como hicieron Lone Star en 1972, no era moneda corriente. Más significativo, a este respecto, fue el recibimiento que algunos medios de comunicación dedicaron a las “Primeras 15 horas de música pop. Ciudad de Burgos 1975”, uno de los primeros festivales de esta clase celebrado en España, concretamente el 5 de julio en la plaza de toros de Burgos: “La invasión de la cochambre” fue el titular de El Norte de Castilla.
Entre 1974 y 1977, los rockeros españoles hubieran necesitado mucha marihuana y mucho LSD para no darse cuenta de la que estaba cayendo: “Manifestación, palos y carreras”, cantaron los Topo en 1978. Pero hubo algo más que permite entender mejor, aparte de lo dicho, la timidez con que el rock en castellano abordaba la denuncia, más allá de actitudes y vestimentas. Los coletazos de la dictadura, pese a la incipiente apertura, son sangrientos. De las últimas ejecuciones del franquismo, Heinz Chez y Puig Antich en 1974, y los de tres militantes del FRAP y dos de ETA en 1975, pasando por la oleada de huelgas que da comienzo a 1976 y que culmina con los llamados “sucesos de Vitoria” del 3 de marzo, cuando la policía desaloja violentamente a los obreros encerrados en una iglesia y dispara contra ellos, cinco de los cuales mueren, a los “sucesos de Montejurra” del 9 de mayo, que se saldan con dos muertos y varios heridos, y otras acciones de los grupos paramilitares o parapoliciales creados tras la muerte del dictador al amparo, como confesó el general José Antonio Sáenz de Santa María, de agentes del SECED (el servicio secreto creado por Carrero Blanco en 1972), a los que se debe, entre otras, la muerte de cinco abogados laboralistas en enero de 1977 (en la llamada “matanza de Atocha”, reivindicada por la Alianza Apostólica Anticomunista), es fácil deducir que la situación no era tampoco la más adecuada para hacer rock o pop comprometido. Los que se atrevieron debieron sortear a la censura como hicieron los cantautores. Veamos un poco cómo fue.
En 1974 se publica Memorias de un ser humano de Miguel Ríos. El granadino acude a la alegoría o, mejor, a trasladar la crítica a otros tiempos en “El juglar”; pero resulta un poco más explícito en las irónicas palabras que pone en boca de Lucifer en “La mina” (transcribo sólo al comienzo el estribillo):
La mina está un tanto dura de trabajar.La vida está un tanto dura de soportar.
No quiso mi mal sino
Que pudiera escapar
De la bendición
De tener que currelar.
Pocos son los benditos
Que pueden respirar,
Que tienen poder y fuerza,
Mandan en los demás.
Si ves a Lucifer, hermano,
Siéntate a conversar.
Pregúntale si es esto
Distinto de lo de allá,
Y puede que te sorprenda
Diciendo que jamás
Ha visto tantas miserias
Ni tanta desigualdad.
Dos años después, Miguel Ríos grabó un sencillo que contenía “El 5 a las cinco”, haciéndose eco del primer homenaje que se tributó a Lorca en España. La canción, que fue censurada, aparecería después en Al-Andalus (1977):
El 5 a las cinco,
Mi querido hermano,El 5 a las cinco,
Granada te espera.
El 5 a las cinco,
Vamos a tratar de revivir.
En cuarenta años no pudimos
Gritar la verdad:
Federico vive,
Un poema no se puede amordazar.
La ciudad y sus calles
Sin ningún retrato lo proclaman.
Y en Fuente Vaqueros
El pueblo le quiere hacer justicia.
Se respira, se masca en el ambiente
Otra forma de entender su muerte:
Le mataron por cantar la libertad.
El 5 a las cinco,
A las cinco en punto de la tarde,
Ven por Federico,
Pero más aún por ti y por mí.
Lo mataron por cantar la libertad.
En 1975, el mismo año en que Labordeta publica “Canto a la libertad” y Aute escribe “Al alba”, ven la luz los primeros discos de Granada e Iceberg, titulados Hablo de una tierra y Tutankhamon, respectivamente. El tema que da título al primero incluye, y esconde, en medio de un desarrollo sinfónico en el que suena la guitarra de Manolo Sanlúcar los siguientes pareados cantados, es un decir, por Carlos Tena:
Pienso en una guerra,
Hablo de una tierra.
Siento algún amigo,
Lloro su destino.
Granada publican su segundo disco, España, año 75, en 1976. En él ya sobran las palabras, pues es un disco instrumental. Hablan los títulos de algunas composiciones: “Septiembre”, “Noviembre florido”, “Ahora vamos a ver qué pasa”. Y habla la portada de Máximo Moreno:
Alusiones. El grupo de virtuosos catalanes que acompañaron a Tony Ronald preferirá escoger la transposición temporal. Esto es, por ejemplo, “Sacerdotes de Amón”:
El egoísmo y la gran ambición
De unos hombres que quieren mandar
Crean un dios absoluto y total
Y tratan de hacer de su culto la ley.
Sangre de esclavos corre en su honor,
Palacios, harenes y prostitución,
Riquezas y lujos a su alrededor,
Se hacen llamar sacerdotes de Amón.
La edición en digi-pack aclara la intención, si es que falta hace: “La suite que habíamos compuesto bajo el título de Tutankhamon –con la temática de la lucha del pueblo oprimido contra la tiranía, con una clara denuncia de lo que pasaba en España durante la dictadura franquista en la que vivíamos.”
Para terminar con este recorrido, en 1975 también sale el único disco de Goma, cuyo título es toda una provocación: 14 de abril. Aunque la canción “Un nuevo abril sin sal” sea una mezcla de jitanjáfora y lenguaje directo, el juego no deja de tener gracia y apuntar irónicamente al hecho de escribir o hablar con doble sentido o segundas intenciones:
Un nuevo abril sin sal
Ostante y sin calor
Tenencia y perpicaz
Como un cariz balón.
Trapices de carbonsí
Alfrubias de obsesión
Galombrias, pasas y pesas
Represiones de ocasión.
Problemas sin solución
Vendajes en su lugar
Bigotes, calvas y grasas
Resacas del mogollón.
Enhorabuena por el post, aquí os dejo el link de "L´estaca" del gran Lluís Llach, por si queréis recordar la canción:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=4Zvz2GJaIqI
Además el vídeo lleva unas fotos de la época muy interesantes.
Enhorabuena por el post Juan Carlos, como siempre superior .
Magnífico post, vecino. Me ha puesto la carne de gallina y me ha recordado aquella época que fue una mezcla de sentimientos. Había esperanza, incertudumbre y bastante miedo en la calle. recuerdo que cuando mataron a Carrero yo estaba en casa de unos cubanos que llevaban en Madrid unos meses, aguardando para viajar a Miami (yo me quería trajinar a la hija) y mucha gente (en según qué ambientes) se asustó y se temía una nueva guerra civil... es curioso que cuando murió Franco no hubo ese temor. Donde sí había miedo era en las manifestaciones y huelgas, en las que se temía no solo a los antodisturbios sino a los Guerrilleros de Cristo Rey y a los descontrolados de la propia policía. Entre estos tuvo una fama enorme el argentino Cesarski, a quien se relacionó con la muerte del estudiante Arturo Ruiz (no recuerdo si se le probó el crimen) Pero eso no impedía que la marea siguiera hacia adelante. Los cantautores fueron fundamentales, sobre todo Raimon, Llach, Pablo Guerrero, Labordeta y Paco Ibáñez, como antes lo fueron los que has mencionado. También sonaban Mercedes Sosa, Violeta Parra o Quilapayún, cuyas letras demoledoras contra el fascismo en América Latina también servían aquí: "Qué dirá el santo padre" o "El Pueblo Unido".
ResponderEliminarEntre los nacionales quiero destacar a Lone Star y te aporto un enlace (http://www.youtube.com/watch?v=tSGfUzrsWLw)con la canción Mi calle, que todavía me impresiona.
Labordeta sacó también un disco "Cantar i callar" en 1973 con letras de su hermano Miguel: Los masoveros, los leñeros, la vieja...
¡Qué tiempos aquellos! Me has quitado las telarañas del cerebro y me ha costado hacer memoria de algunas de estas cosas que hasta hace poco creo que recordaba bien. Como Sánchez Covisa, el jefe de los Guerrilleros o el incombustible Blas Piñar.
Recuerdo también la bomba que nos colocaron los ultras en la facultad de Ciencias de la Información,creo que fue en el 77 o el 78 y que me pilló a mi en el wc.
Buf, hace ya más de 30 años. Soy historia
Ñichts...se tragó el comentario el navegador...
ResponderEliminarA ver si lo recompongo....
Decía que en aquella época yo era muy pequeño para ser consciente de la denuncia cultural que había a través de la música. De los cambios políticos sí que era bien consciente porque no se les caía de la boca a los mayores. Al final conocí sólo las canciones más emblemáticas de la época, pero ya fuera de época.
Salu2
Muchas gracias, amigos.
ResponderEliminarJuanjo: como digo en Bitácoras, intentaré ver esas fotos a las que aludes, así, de paso, recuerdo la canción. Aunque me va más el Llach de Campanades a morts y el de algún disco más reciente. Campanades, por cierto, nace en parte del impacto que los sucesos de Votoria produjeron en la sensibilidad del gerundense.
Ay, Francisco, cuánta razón tienes en lo de la mezcla de sentimientos, por ejemplo. La muerte de Arturo Ruiz, a la que no me he referido por no alargar más, provocó un revuelo considerable en el centro en que estudiaba y creo que uno de los "saltos" más tontos y más peligrosos a que he asistido en mi vida en plena calle de General Ricardos. Quizá lo del salto fue un poco más tarde. En cuanto a los hispanoamericanos, lo que dices es cierto también. Tampoco quería alargarme por ahí, puesto que pretendía centrarme en el rock y, en ralación con este, partir de mis recuerdos. Y qué decir de "Mi calle": es de mis preferidas. Te recomiendo la versión que hicieron Desperados.
Markos: yo era un adolescente. Aquello para mí fue una aventura extraña: emoción, nudo en el estómago, miedo, alegría por algunos logros. Recuerdo, por ejemplo, la multitudinaria primera manifestación autorizada. Si las neuronas no me fallan, creo que el lema fue "Amnistía y Libertad". Se me ponen los pelos de punta. Eso sí que fue una "manifa". Aclaro: no hubo ningún incidente.
Ay: "Votoria". ¿En qué estaría pensando yo, que soy una fiera con las teclas?
ResponderEliminarEn 1975 yo tenía 10 años y tampoco era consciente de lo que se cocía. Solo recuerdo que cantábamos el cara al sol con el brazo en alto al pie de la cruz de los caídos de la iglesia parroquial. En cuanto al post qué quieres que te diga que no te haya dicho ya por activa y por pasiva: bueno, que no nos dejes nunca, que sería mucho más inculto sin ti, gracias. En cuanto a Lorca no creo que tenga la misma opinión que tú ese famoso catedrático de Granada que ha hecho que García Montero deje la docencia. En cuanto al grupo de virtuosos catalanes ¿cuándo dices que escribieron: "Sangre de esclavos corre en su honor,/Palacios, harenes y prostitución,/Riquezas y lujos a su alrededor/ Se hacen llamar sacerdotes de Amón"? Para mí que pudiera ser de febrero de 2009. Al igual que: "Problemas sin solución/Vendajes en su lugar/Bigotes, calvas y grasas/Resacas del mogollón". Creo que fueron unos videntes y supieron lo que pasaría en estos tiempos. Y para terminar ¿qué es una "jitanjáfora"?
ResponderEliminarExcelente. Uno de los que más me han gustado (post) y una lección de historia de España tan olvidada y tan mal enseñada en muchos casos. Enorme.
ResponderEliminarGran entrada. Muy interesante ver cómo evolucionó la protesta en el rock en los primeros años de la transición. Fue duro, pero se consiguió mucho gracias a la libertad.
ResponderEliminarJuan: unos videntes, cierto. Mientras el cuerpo aguante y no se privatice internet por aquí estaré. Sobre el affaire García Montero hay quien dice que se ha malinterpretado al otro señor. García Montero no es mala gente, pero no anda falto de vedettismo. Una jitanjáfora es una expresión sin sentido, pero cuya forma, su sonido en especial sugiere. Ejemplos soberbios de ello se hallan en el glíglico de Rayuela.
ResponderEliminarDezaragoza: voy a parecer un sioux de tanto sacarme los colores.
Milhaud: tienes un apodo musical, ¿lo sabías? La protesta y la denuncia o, si prefieres, el compromiso, continuó. Quizá hable de ello en cualquier ocasión. Bienvenido.
Gracias. Algún día te pagaré.
ResponderEliminarJuan: lo hago encantado. Esto te sonará: "Dad de comer al hambriento y de beber al sediento."
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