¿Se pueden mezclar vida y literatura? ¿Tienen algo que ver? Yo creo que sí, por mucho que defienda que la literatura ha de ser, en principio, arte. Pero el arte nace del hombre, y de la mujer, de modo que algo de la humana condición latirá en él, incluso cuando se encierra en lo autorreferencial.
El pasado jueves, al salir de clase, oí a mis espaldas a un alumno que decía: “Si tuviera un hijo maricón, lo mataba.” Iba a continuar mi camino, quizá regodeándome en las mieles de las cercanas y ansiadas vacaciones, pero me detuve, lo miré y le dije: “Y yo te digo que no, chaval. Si tuvieras un hijo maricón, seguramente te verías en el dilema de tener que luchar con tu corazón y tus ideas.” El chico, que no se lo esperaba, no pudo articular palabra o bien se mordió la lengua. Siguió su camino, quizá paladeando la cercanía de horas y horas en las que, tal vez, tenga tiempo para alardear de su incipiente hombría ante sus colegas o ante chicas como las que lo acompañaban a la salida de clase. Chicas que rieron, no sé si de las palabras de su compañero o de las mías.
Volvamos a la literatura. Hay buena literatura, literatura que toca en el hondón del sentimiento, independientemente de la condición de quien la escribe y de quien la degusta. Es algo que nos ha recordado hace poco Santi en su La ciudad perdida de Nivorg, cuando tuvo no sé si decir la osadía de pensar en algo que le sugerí y escribir dos interesantes artículos sobre Lorca y la importancia y necesidad de atender a su condición de homosexual para tener cumplida cuenta de lo que su obra y su figura significan. Pues bien, en una página ya desaparecida, transcribí un poema que a veces leo en mis clases cuando la ocasión, hablar de la expresión del amor en literatura, de la pervivencia de motivos románticos, de la influencia de Bécquer, o estudiar, simplemente, el 27, lo requiere. Es este:
TE QUIERO
Te lo he dicho con el viento,
Jugueteando como animalillo en la arena
O iracundo como órgano tempestuoso;
Te lo he dicho con el sol,
Que dora desnudos cuerpos juveniles
Y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
Frentes melancólicas que sostienen el cielo,
Tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
Leves criaturas transparentes
Que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
Vida luminosa que vela un fondo de sombra;
Te lo he dicho con el miedo,
Te lo he dicho con la alegría,
Con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
Más allá de la vida,
Quiero decírtelo con la muerte;
Más allá del amor,
Quiero decírtelo con el olvido.
Luis Cernuda escribió este poema. Luis Cernuda era homosexual. No conozco persona a quien el texto haya tocado un poco que se desdiga de lo que sintió al leerlo cuando se le informa, si no lo sabía, de que fue escrito, digamos, por un maricón. Otro asunto es, en el caso de mis alumnos, que la experiencia de su lectura y, en ocasiones, de su comentario haya servido para meditar en lo que se esconde en el uso despreciativo y negador de la palabra “maricón”. Pero se puede ser, digamos, más fino, y vivir, además, del dinero público a la hora de manifestar un irracional rechazo de la homosexualidad y defender, a capa y espada, que es una enfermedad cuya cura es posible. Esto sucede, también, en las aulas, como Santi nos recuerda en la denuncia que efectúa en su último artículo.
Vaya este escrito por Santi y por todos los homosexuales que tan bien escriben. Y vaya por los lectores de esta página, que estará de vacaciones durante una semana.
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Gracias por la dedicatoria. Muchas gracias por el artículo. Infinitas gracias por tu reacción ante ese chico que mataría a su hijo por maricón. Te has convertido en lectura indispensable.
ResponderEliminarGracias, Juan, por considerar que mis escritos puedan considerarse indispensables.
ResponderEliminarJuan Carlos, no sé qué decir, me muero de la vergüenza... Gracias por dedicarme este escrito. El poema de Cernuda no lo conocía pero desde ahora no se me olvidará. Jajaja y ya quisiera yo escribir bien, si ya sabes que es de lo que me quejo siempre.
ResponderEliminarQué buen papel el de profesores y maestros cuando hacéis didactica sobre este tema. Es cierto que de cada 10 veces, en 8 no sirva de mucho, pero las 2 veces que sirve, valen por 10 Manifestaciones de Orgullo Gay.
En fin, ¡¡me ha hecho mucha ilusión!!
Santi: me estoy mojando. Hace falta con respecto a este asunto y otros muchos.
ResponderEliminarLa mejor didáctica que he visto en las escuelas ha venido precisamente de manos de organizaciones como COGAM. Los chavales necesitan oír y ver al ser humano para, primero, conocer sus puntos de vista y su lucha y, en el mejor de los casos, deshacer sus propios prejuicios.
La verdad es que pensaba más en poetas y narradores homosexuales. Ahora bien, desde que te sigo observo que escribes, salvo excepciones, cada vez con más cuidado. Aprovecho para darte un consejo: evita los tachones; juega, mejor, con la ironía o, directamente, con el mazazo.
Ha sido un placer. Además, aireo un poco el precioso poema de Cernuda.
En esa contestación te retrataste. Has dicho al mundo quién eres como persona, mucho más allá de cualquier otra consideración.
ResponderEliminarJode pensar que los críos de ahora vienen con las mismas ideas preconcebidas que las de nuestros abuelos, aunque apuesto algo a que solo son hormonas en la mayoría de los casos y que en el caso real, se tragaría sus palabras.
Por lo demás genial, gran poema el de Cernuda, otra clase magistral.
Gracias, maño.
ResponderEliminarNo se trata tanto de decir quién soy, sino de cumplir con un deber. Los heterosexuales tenemos que salir del armario, pero no con una bandera que simbolice nuestra orientación, sino con una que acabe con la situación que obliga a gays, lesbianas y demás a decir que son tales para hacer valer sus derechos. Nihil humanum a me alienum puto, dijo Terencio. Pues en esas estamos.
Muy buena intervención, vecino. Tanto ante ese pazguato (mero bocazas probablemente que alardeaba de machismo reconcentrado) como con el post que dedicas a Santi.
ResponderEliminarperdonadme estos días de ausencia, que no estoy de vacaciones, sino con un problema familiar (no grave, afortunadamente) pero me obliga a estar fuera de cosa la mayor parte del día y de al noche.
Un saludo a todos y pasad buenas vacaciones.
Vuelvo a ser yo. Ayer me hiciste reír, imagínate a mí comparándome con Cernuda o contigo... Ésta sí que es buena... Ya me di cuenta al leer la frase que lo de los homosexuales que escriben bien no iba por mí, claro, pero cono figuro en la misma, pues ¡EA!... De todas formas gracias por la crítica. Una vez más (Como me sucede con Paco) haré caso de lo que me decís y dejaré de poner los tachones que por lo visto me hacen más gracia a mí que a los demás. Además, no se entienden demasiado a juzgar por las 10 ó 12 veces que me han preguntado por el tema. En fin, ocurrencias de uno.
ResponderEliminarA dezaragoza le diría que el tema de los prejuicios con la homosexualidad en los colegios e institutos sigue estando muy presente. En mi experiencia como profesor (breve), monitor y coordinador de comedores (estas dos, más prolongadas) me he dado cuenta que por parte del alumnado el tema sigue presente desde la óptica del insulto y la discriminación. Sí es cierto que menos que antes, pues hay muchos niños y adolescentes cuyos padres, tíos o abuelos han hecho buen trabajo. Téngase en cuenta que en los 80 no había tanta visibilidad como ahora y eso influye en que los críos acepten el hecho como “normal” (en el sentido de habitual, claro, porque normales, normales, sólo son los acontecimientos de la naturaleza). Respecto al profesorado, creo que la historia que explica Juan Carlos no es la más habitual. Lo común es que los profesores hagan la vista gorda o pasen por el tema de puntillas. Me cuenta mi amigo David que quienes tienen más reparo en mojarse son, precisamente, los profesores homosexuales, por temor a sufrir discriminaciones por parte de alumnos y padres. Podéis ver lo que digo aquí: http://nivorg.blogspot.com/2009/02/la-nueva-biblioteca-glbt-en-barcelona.html. Los profesores podrían hacer mucho por el tema, pero es lo que decía en el artículo de la conferenciante homófoba: quizá el tema esté en que la homofobia es el hermano-embrión de racismo, xenofobia o machismo, problemas que sí se tratan y que son vistos como tal por todos los actores implicados. Los profesores no deben ser conscientes que un combate decidido, por su parte, sobre el tema ayudaría mucho a evitar depresiones, suicidios, fracasos escolares o frustraciones varias…
Se empezará a avanzar cuando no haya necesidad de post como éste, cuando no sea motivo de comentarios a la espalda o a la cara la opción sexual que se haya elegido, nacido o tocado en esta lotería (ésto abriría otro debate aún más largo). Se empezará a avanzar cuando un término sea otro epíteto o sustantivo más y no lleve connotaciones de insulto o discriminación, positiva o negativa. Cuando ser homosexual o cualquiera de sus miles de sinónimos sea una cualidad más en la persona nada destacable especialmente como su color de ojos o la talla de sus pies...
ResponderEliminarEse día todos habremos ganado un poco como persona.
Un saludo,
M.
Ya estamos de vuelta. Así que lo primero es dar la bienvenida a M, quien ha puesto el punto en la jota, como digo alguna vez.
ResponderEliminarEs muy cierto lo que dices, M: cuando quien esté ante nosotros sea considerado, ante todo, como lo que es: un ser humano. Entonces.
Poco, o nada, tengo que añadir a lo que dice Santi. En cuanto a lo de la escritura: persevera.
Francisco: no hay nada que perdonar. De hecho, aquí leo tu comentario, que agradezco. Espero que ese asunto familiar se solucione cunato antes o, por lo menos, se suavice o atempere.
Gracias por iluminar mi ignorancia.
ResponderEliminarHe disfrutado del poema. No sabía que fue escrito por Cernuda, ni sabía que Cernuda fuera homosexual, ni me importa que lo fuera.
Lo que sí que me llena de desazón es comprobar que en lugar de avanzar como sociedad, estamos viviendo una regresión hacia posiciones más radicales e intolerantes.
Me voy poniendo al día, pero te debo mucho por leer. Las vacaciones muy relajantes, espero que las tuyas también.
Salu2
Markos: no me debes nada. Agradezco que me leas y dejes aquí tus palabras.
ResponderEliminarEl poema es magnífico. Es cierto que no importa que Cernuda fuera homosexual. Pero, en este caso, había que decirlo.
Podrá ser que asistamos a una regresión. Hay, con todo, algo importante: podemos contarlo, podemos decir, todavía, lo que pensamos.