La paronomasia, también llamada paronimia, parequesis o adnominatio, es una figura retórica que consiste en asociar palabras semejantes por su sonido, pero de distinto significado. La materialidad de las palabras se alía al significado de las mismas para producir un juego de palabras que normalmente conduce a la mera diversión o a la sátira.
Aunque no falta en la lengua coloquial (“Nuestro gozo en un pozo”), la publicidad o la, digamos, literatura popular (“Tengo miedo al avión./También tengo miedo al barco./Por eso quiero saber/lo que he de hacer/para cruzar el charco”), la paronomasia se usó profusamente en el Siglo de Oro.
El ejercicio que proponemos consiste en la creación de un texto que tenga la paronomasia como principal mecanismo.
Veamos un ejemplo de Unamuno:
Le puso el piso en que pasa
Hondo hastío; donde posa
Sin coser; es otra cosa,
No lo que quiso; no casa.
Presa del piso, sin prisa,
Pasa una vida de prosa.
Y, finalmente, de nuestra cosecha:
A la tuerca terca
Aplico y aplico
Terca llave suave
La rueda que rueda
Parece una nave
Parece la loca
Una rueca suelta
Vuelta y vuelta doy
A la tuerca floja
A cada apretón
Toma y daca gana
La gana de enviar
La llave a un rincón
Que otro loco terco
Tire de la cuerda
¿Entiendo que es algo así como la cacofonía pero con un sonido más armónico?
ResponderEliminarYo me sé una, aunque es más un trabalenguas. Ahí va:
Paco Peco, chico rico,
insultaba como un loco
a su tío Federico.
Este dijo, poco a poco,
Paco Peco no seas loco.
Saludos
Bienvenido a esta bitácora, Francisco.
ResponderEliminarLa cacofonía es otra cosa. Con todo, el trabalenguas que transcribes incluye varias paronomasias: Paco/Peco/poco, chico/rico, poco/loco.
Saludos, vecino.
Así no se puede, tentándonos con lo que sabes que gusta...
ResponderEliminarPues, en fin. Manos a la pluma.
Manos a la pluma.
ResponderEliminarEra irremediable que volviese a una de mis querencias. Hay que dejar que el azufre se disipe un poco.