Uno o cien, no hay una razón clara ni un argumento preciso para que el guarismo importe más que la nada a la que apunta o para justificar que la cifra se añada a la cifra.
Uno o cien mensajes flotando en el vacío al que se asoman algunas miradas. Las palabras, una o cien, se dispersan en un haz de reflejos. Sombras del día, cifras o signos en sombra.
Con uno o cien juegas multiplicado y multiplicando números malabares o paisajes de batallas. O ese que eres tú sin serlo aún contempla el mundo y se arropa con los ecos, los trazos puros o los impuros trapos que resuenan en otras voces.
Quien habla, quien suma o resta o baraja sin argumento preciso ni razón clara, quizá por el gusto de multiplicar uno por cien.
Cien y las que quieran venir. Nosotros nos las merendamos.
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