-¿Por qué, Presi?
-Tengo el aval.
-Bueno. ¿Dónde está?
-¿Qué quieres decir?
-¿Qué quiero decir? ¿Tú eras registrador de la propiedad?
-Sí. Pero no entiendo qué tiene que ver...
-¿No sabes que los avales se firman?
-Carallo. Ya decía yo que se me olvidaba algo. Pero es una de las nuestras. Un pacto entre...
-¿Caballeros?
-Sí, en cierto modo.
-¿Y qué te ha dicho: “Vale, chaval, tienes un aval”?
-No. Ha dicho que hacía un día muy bonito en Chicago. En eso, el consenso ha sido fácil. Chupado.
-¿Nada más?
-Y que lo estamos haciendo muy bien, muy bien, muy bien. ¿Ves?
-Ya. ¿Y no te ha dicho cuánto y cuándo subimos el IVA, por ejemplo?
-Sss... ¡Eso son insidias antipatrióticas! ¡Y Gibraltar es español!
-Vale, Mariano. Pues estamos... estamos... avalados.
-Es lo que te decía, Ketty. Tienes mala cara. ¿Hace un purito?
Que profundidad de hombre... jejeje
ResponderEliminar(no tiene gracia, pero tampoco vamos a llorar).
Saludos.
Como un pozo sin fondo. Pero un pozo de iniquidad.
EliminarEs que la política hace extraños compañeros de cama... o de paseo en barco.
ResponderEliminarNo tan extraños.
EliminarMe has recordado una felación... Ya sabes por qué.
ResponderEliminarClaro. Supongo que por cierta canción de un antiguo grupo de Vigo.
Eliminar