La situación provocaba miedo, incertidumbre y algo de jocosa sorpresa a partes iguales. Los cambios se sucedían sin que hubiera modo de revertirlos.
Pedro, al que nunca había gustado su cara, tenía ahora cabeza de chorlito. A Alberto, que se enorgullecía de su locuacidad, le había nacido una lengua de trapo. Encarna, que siempre había caminado con paso firme y, todo hay que decirlo, un alegre movimiento de caderas, lucía unos bastos pies de plomo.
Los expertos se contradecían de tal manera que el Presidente, cuyos rasgos bovinos se habían acentuado con el paso de las horas, se vio obligado a tranquilizar a la nación en su tradicional alocución navideña:
-Quiero, en estas fechas tan entrañables, decir a todas las ciudadanas y, también, a todos los ciudadanos que no deben sentir ninguna preocupación por lo que está sucediendo. Se trata, simple y llanamente, de que ustedes se están convirtiendo, por fin, en unos de los nuestros.
Pedro, al que nunca había gustado su cara, tenía ahora cabeza de chorlito. A Alberto, que se enorgullecía de su locuacidad, le había nacido una lengua de trapo. Encarna, que siempre había caminado con paso firme y, todo hay que decirlo, un alegre movimiento de caderas, lucía unos bastos pies de plomo.
Los expertos se contradecían de tal manera que el Presidente, cuyos rasgos bovinos se habían acentuado con el paso de las horas, se vio obligado a tranquilizar a la nación en su tradicional alocución navideña:
-Quiero, en estas fechas tan entrañables, decir a todas las ciudadanas y, también, a todos los ciudadanos que no deben sentir ninguna preocupación por lo que está sucediendo. Se trata, simple y llanamente, de que ustedes se están convirtiendo, por fin, en unos de los nuestros.
Genial, sencillamente. Hacia eso caminamos -y no precisamente con pies de plomo-, hacia el "cabezochorlitismo" (¿se dice así, maestro?)
ResponderEliminarGracias, vecino. Hacia allá vamos con botas de siete leguas, cierto. Creo que, más bien, habría de formarse sobre "cabeza": cabezachorlitismo. Pero es solo opinión de aficionado o curioso: no vamos a quitarle el puesto al señor Blecua.
ResponderEliminarEspléndido discurso del Presidente.Al final se decidió y dijo todo lo que pensabamos y no nos atreviamos a decir.
ResponderEliminarA partir de ahora cuando se hable de genialidad irá unida, inexorablemente, al Presidente.
Cada vez te salen mejor. Maravillosos.
ResponderEliminarVaya retrato que has hecho en un momento. En que pocas palabras nos has puesto a mutar a todos :-D
ResponderEliminarSalu2
Efectivamente, brillante. Pocas palabras para definir exactamente lo que somos y lo que hacemos. En lo que nos estamos convirtiendo.
ResponderEliminarUn beso
E indiscutiblemente, Felipe. Además, hace milagros: convierte carpas en besugos.
ResponderEliminarGracias, Dezaragoza, Markos, Carmen.