Al otro lado de

Las arañas tejen sus redes
Los pájaros ensartan
Sus picos en los muros
Hay un rostro perdido
En la baba viscosa
Y otro se difumina
En la entraña de los barrotes
Llueve sobre el santuario
De Safi al-Din la mano
Arrebatada y ciega
Llueve un olor liento de podre
Sobre nombres borrados
En la imagen, un detalle del mausoleo de Safi al-Din en Ardebil, Irán.
ResponderEliminarCortos y tremendos.
ResponderEliminarEstamos hablando de Irán, donde, posiblemente, muchos de los condenados lo sean por cuestiones que aquí, menos mal, no se castigan con la cárcel ni con la muerte, aunque sigamos lejos de merecer aplausos.
Voy a pasar ahora por el blog de Nemat. ¿Sabemos algo?
Digo Nemat y tantos otros que como él están esperando sin muchas esperanzas.
Hay días que me cuesta comentarte. ¿Qué más se puede decir?.
ResponderEliminarMe uno a dezaragoza... sin palabras.
ResponderEliminarDe nombres borrados y rostros sin nombre.
ResponderEliminarCarpe Diem
Gracias a todos por asomaros, aunque las palabras se os queden en el magín.
ResponderEliminarEl poema, Froilán, nace precisamente de saber que uno de esos nombres se ha caído de la lista, ha sido borrado. Y de que algunos temen (tememos) lo peor en el caso de Nemat. Si entras en el blog, sabrás por qué.
Ay, Adolfo: no sé si me removería más poder poner rostro a esos nombres borrados.
Sí, poco a poco se irán (paradoja) borrando los nombres de todos. Confiemos en que alguno de ellos pueda ser salvado.
ResponderEliminarConfiemos, confiemos.
ResponderEliminarNi aunque escribieramos sus nombres sobre roca podrán salvarse. Confiemos y desconfiemos.
ResponderEliminarUn abraso
Excelso este poema. Te lo aplaudo.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abraso, Kir, mija.
ResponderEliminarGracias, Salvador. Vuelve cuando gustes.