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14 de marzo de 2009

Príncipe y mendigo



PRÍNCIPE Y MENDIGO

Qué dicha morir una vez,
Quemadas la cera y las alas.
Contemplar el rostro del otro,
El cadáver del príncipe que fuimos.

Entonces la historia tolera
Las variantes, luctuosas o risibles,
Y se desbocan los caballos,
Rotas las riendas del pronombre.

Hasta que el otro mire
Nuestra cara, su rostro,
El bulto, cómico o feroz,
Del mendigo que fuimos.



6 comentarios:

  1. Brillante imagen.

    Enfrentados cara a cara, hace tiempo que no se reconocen en esas pieles. Príncipe o mendigo, misma esencia mortecina compartida.

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  2. "Quemadas las ceras y las alas". Ícaro escondido en el poema.

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  3. Gracias, Ada por comentario tan poético. Veo que sólo te has tomado un tiempo de necesario descanso.

    Efectivamente, Dezaragoza, el mito de Ícaro está en el trasfondo del poema. Buen olfato.

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  4. Ya he solucionado lo de los comentarios para que se me notifique por correo. Así no me pasarán desapercibidos, como ha ocurrido con un par de Markos, a quien pido disculpas si esto lee.

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  5. Si bien es cierto que hay ganas de descansar, para lo cual no ha llegado todavía el momento, y aunque las capacidades van mermando lo único que falta es que me ponga dedos a las teclas y desarrolle el proyecto que lleva meses gestándose en el mundo de las ideas, más ganas había de ponerse al día con tus escritos. Al fin logré arañar algo de tiempo para hacerlo, y no sabes cuánto echaba en falta la sensación que logras despertar, independientemente del campo, de que vale la pena creer en algo mejor y ponerse manos a la obra.

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  6. Ada: manos a la obra. Gracias, de nuevo, por las flores.

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