Henos aquí con energías renovadas, no sabemos si renovables, dispuestos de nuevo para el baile de disfraces.
Esta vez con un aire, quizá, más dulce, traemos del ala a nuestros animalitos demasiado humanos. Sean bienvenidos, pues, a la jungla de estas letras.
Ya que estamos en el año de Darwin, no viene mal meditar sobre la necesidad de corregir un poco más el evolucionismo, no con el creacionismo, claro, sino con el involucionismo. Juzguen, si no, de lo que puede colegirse de las andanzas de estas aves aparentemente torpes. Lecciones nos dan todavía a nosotros, los embebidos de progreso, I+D y etc.
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