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16 de octubre de 2008

S+7

Mi hermanito no cabe en sí de contento. Oulipo ha repasado las estadísticas que ofrecen los contadores instalados en el blog y ha empezado a dar cabriolas como don Quijote en Sierra Morena, porque la entrada dedicada a los caligramas es, hasta el momento, la más visitada, “aquende y allende los mares”, de entre todas las que aquí se han publicado. Yo le digo que esto es algo circunstancial, fruto del azar; pero él me responde, con bastante buen juicio, que, si se tiene en cuenta que la mayor parte de los accesos registrados han llegado a esta página por medio del buscador de Google, y que este buscador tiene un sistema de indexación bastante peculiar, “el azar parece haber sido cargado por una de sus caras”. Bastaría, me dice, para comprobarlo, hacer una búsqueda simple: hay cientos de entradas, de modo que es difícil dar con la que él firmó.

Antes de ponerse, como loco, a averiguar la manera de configurar el blog para que las búsquedas sean más directas, me ha puesto una mano en un hombro y me ha advertido: “Luis, mal que te pese, los números cantan. Los ejercicios de escritura y los artículos dedicados a literatura interesan más que tus soflamas. Así que manos a la obra...”

Como Oulipo ha estado un poco deprimido y yo le quiero contentar, le he pedido que me proponga un ejercicio o un asunto relacionado con la literatura de los cuales me pueda hacer cargo. Ha sonreído y, sin pensarlo mucho, me ha soltado lo siguiente: “Como el jefe ha dicho que el binomio fantástico es materia reservada, habla del S+7.”

El S+7, transcribo, y resumo, porque esta entrada se alarga ya demasiado, lo que cuenta mi hermano, es una de las reglas o restricciones del OuLipo. La creó un tal Jean Lescure en 1961. Consiste en reemplazar cada sustantivo de un texto por el séptimo sustantivo que, después de él, se encuentre en un diccionario. La regla tiene varias variantes de las que no voy a hablar ahora, entre otras cosas, porque no se me han quedado en la memoria.

Parece un ejercicio mecánico, pero vamos a ver qué pasa si lo aplicamos a un fragmento de una de las obras firmadas o atribuidas a Franco: Diario de una bandera. El fragmento escogido dice así:

1. La organización.

Al embarcar en Algeciras, se apiñan en las barcazas, al costado del barco, un centenar de hombres de distintos aspectos; al lado de los trajes azules de mahón, blanquean los sombreros de paja, trajes claros, rostros morenos curtidos por el sol, hombres rubios de aspecto extranjero y jóvenes mozalbetes de espíritu aventurero. Silenciosos, dirigen su mirada enigmática al barco que les ha de conducir a Ceuta y momentos después desfilan rápidos por las escalinatas, dirigidos por una clase.

Utilizo un diccionario enciclopédico y el S+7 queda, salvo error, así:

1. La SEATO

Al embarcar en Algodonal, se apiñan en las barcias, al costarriqueñismo del bardal, un centillero de homenajes de distintas aspermias, a la ladrillera de las tramitaciones azules de maicería, blanquean las somnolencias de pajarilla, tramitaciones claras, rotenes morenos curtidos por Solana, homenajes rubios de aspermia extranjera y jóvenes MPLA de espiroquetosis aventurera. Silenciosos, dirigen su miramiento enigmático al bardal que les ha de conducir al CGS y momórdigas después desfilan rápidos por las escalonias, dirigidos por una claudicación.



No me pregunten los lectores por el significado de algunas palabras que no sabía que existiesen, como “momórdigas”, que suena fatal. Por rizar el rizo o sacarle punta al lapicero, resulta paradójico que en la transformación de un texto que habla de legionarios salgan a relucir la SEATO y el MPLA. De la claudicación prefiero no decir nada. Lo más chistoso es, quizá, lo de la aspermia y la espiroquetosis aventurera. Aunque cabe añadir que una cierta hilaridad lírico-hipérbolica más sana produce imaginarse a este conjunto o grupo de “homenajes” desfilando o transitando sobre cebollas. Si continuásemos por el lado de los hallazgos expresivos, Oulipo, que ha regresado un poco cariacontecido, sugiere prohijar “las tramitaciones azules de maicería” y “las somnolencias de pajarilla”. Sin embargo, de la melancolía con que ha citado las frases, y de otras cosillas, deduzco que desearía agradecer la presencia silenciosa de esos anónimos lectores de aquí y de allá, pero, sin duda, estaría mucho más agradecido si decidieran salir, no ya del anonimato, sino del silencio y dejarnos unas palabras.



1 comentario:

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