El jefe demora en cerrar la letra B. Dice, con la boca llena de esdrújulos, que no hay prisa. Oulipo sufre una indigestión de tankalletas. Desde la otomana en que yace murmura no sé qué acerca de un artículo que desbanque al de los caligramas. Yo, a lo mío: a sacudir mi conciencia, aunque hoy seré parco. La ocasión lo merece.
Han pasado casi veinte años desde que Jorge Furtado dirigiera La isla de las flores. El corto de este brasileño de Porto Alegre es, con toda su demagogia si se quiere, un puñetazo en la jeta absorta de la sociedad del bienestar. Es, además, un documental innovador a causa, entre otras cosas, de su planteamiento paródico, que convierte a un tomate arrojado a la basura en la excusa perfecta para hablar de la desigualdad.
Uff, buenísimo Cypher.
ResponderEliminarA uno se le congela primero y se le borra después la sonrisa que causa el planteamiento y el juego vertiginoso de las definiciones cuando empieza a intuir las conclusiones a las que terminará llegando el personaje de la voz en off, pero es sin duda del todo genial.
Para el próximo vídeo, dibujos animados y un brochazo de nostalgia, si es que consigo que Oulipo se decida a escoger.
ResponderEliminarYa se verá, hermano, ya se verá. Cierto que ando necesitado de un poco de distracción y lo que has incluido hoy no es como para ponerse a bailar sevillanas.
ResponderEliminarMenos mal, Luis, que la película tiene su punto de arte, porque ya me están escamando algunas de las cosas que publicas, así como algunos de los enlaces.
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