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29 de abril de 2010

Me llamo barro

Aquí tienen la presentación que pergeñamos para el recital de Miguel Hernández que se dio el pasado 23 de abril en el centro de trabajo del jefe:


6 comentarios:

  1. Mellizos, decidle a vuestro jefe que es un artista, que adora su trabajo (algo que hoy día no es fácil de encontrar en según qué empleos) y que ha conseguido ponerme la carne de gallina...
    Creo que con que uno solo de sus alumnos haya tenido la misma sensación que yo ya habrá merecido la pena el esfuerzo.

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  2. ¡Está genial!

    Como dice Paco, se nota la pasión que le pones a tu trabajo. Lo cual en los tiempos que corren es muy habitual.

    Un saludo.

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  3. Mejor, aunque un poco acelerado para mi gusto, salió el recital.

    En cuanto a la pasión, caballeros, no es algo que, lamentablemente, se pueda sacar a pasear todos los días.

    Gracias a ambos.

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  4. Miguel... no hay homenajes suficientes, y a la vez, ningún homenaje es necesario, salvo leerle

    Carpe Diem

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  5. Ausencia en todo siento,
    ausencia, ausencia, ausencia...

    Pues más de lo mismo. He aprovechado esta tarde tristona de domingo para deleitarme con esta presentación que llega y te remueve, como si tratara de decirnos que nada detiene el sentimiento, aun en las horas más aciagas.

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  6. Cierto, Adolfo. Hay una parte de Miguel Hernández que me gusta mucho.

    Froilán: no había caído en lo que dices. La presentación gustó y leo que gusta. Por eso está aquí, ya que no he sido capaz de subirla a la página del instituto. La selección de textos no es responsabilidad mía, no por completo. La idea general es de dos de mis compañeras de trabajo. Veía demasiado cargada la selección por lo amoroso, por otra parte. En fin: no salió nada mal el evento del que la presentación es sólo una parte. Veré si puede hacerse algo con la cinta, aunque no dispongo yo de medios para ello, y podéis ver algo del resto.

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